Si hace unos años alguien nos hubiera dicho que el ambiente swinger se iba a normalizar hasta el punto de tener presencia en podcasts, blogs y hasta redes sociales mainstream, probablemente no lo habríamos creído. Antes, encontrar información sobre el tema era casi un desafío, relegado a foros oscuros y webs con diseño de principios de los 2000. Eso nos llevó a crear este blog.
Pero los tiempos han cambiado. Hoy, la información es accesible, los clubs han aumentado, y la media de edad de quienes disfrutan del lifestyle va en descenso. La pandemia, con todo lo que trajo, también sirvió como un punto de inflexión: más parejas explorando nuevas formas de relación, más gente quitándose los miedos y, en definitiva, más normalización.
El lado bueno de la normalización
La apertura en la conversación sobre el swinger y las relaciones abiertas ha traído muchos beneficios:
✔ Más información, menos tabúes: Hoy puedes encontrar experiencias reales en blogs, perfiles personales, podcasts y hasta en streaming. La gente habla sin tapujos.
✔ Mayor diversidad: La gente joven se está sumando, los clubs han entendido que no todo es heteronormativo, y las dinámicas de las parejas son cada vez más diversas.
✔ Menos secretismo, más seguridad: Ahora hay más opciones para conocer y explorar sin necesidad de ir a ciegas. Hay recomendaciones, reseñas y sobre todo, mayor visibilidad del ambiente.
Pero no todo es positivo...
El crecimiento también ha traído ciertos problemas. ¿Estamos normalizando o simplemente masificando?
Uno de los puntos en los que más se ha notado el cambio es en los clubs swinger. No todos los locales han mantenido los estándares que siempre han definido la esencia del ambiente.
El DressCode se ha relajado demasiado. Antes, parte del ritual del swinger era prepararse, vestirse sexy y salir con la mentalidad de seducir. Ahora, en algunos clubs, ver a gente con zapatillas deportivas o pantalones de diario rompe completamente la estética y la esencia de lo que representa la noche swinger.
Más cantidad no siempre significa más calidad. La apertura a nuevos perfiles es buena, pero sin ciertos filtros se pierde la magia y exclusividad que hacía del ambiente algo especial.
El “cuantos más, mejor” no siempre funciona, sobretodo el los clubs. La sobrepoblación de estos sin un criterio claro puede acabar restando calidad a la experiencia. No se trata de que haya muchos, sino de que se mantenga un estándar en cada uno.
¿Hacia dónde vamos?
El ambiente ha cambiado, y en muchos aspectos, para bien. Pero si queremos que siga siendo un espacio donde la seducción, el respeto y el juego sigan siendo el centro, es importante no perder de vista lo que hace especial a este mundo.
Porque sí, la normalización es buena… siempre que no se pierda la esencia.
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