Nuestra agenda solo nos permitía asistir el viernes, y el destino, cómplice como siempre, hizo que justo esa tarde se proyectarán los cortos centrados en el shibari, un tema que lleva tiempo rozándonos el alma. Las cuerdas, lo meditativo, lo sensorial… había algo ahí que pedía ser explorado más a fondo. Y así entramos, tranquilos pero expectantes, preparados para dejarnos llevar.
El recibimiento fue cálido. Aunque no conocíamos a nadie, Pau se acercó a saludarnos en cuanto nos vio. Y enseguida el ambiente nos envolvió. El festival tenía un aire íntimo, cuidado, con detalles que hablaban de mimo: desde la atención del equipo hasta los regalitos para los asistentes —productos de Bijoux Indiscrets, ¡todo un detallazo!—.
Tuvimos la suerte de conocer a personas que seguimos en redes, con mucho interés, como Anahi Canela, con quien compartimos una charla interesantísima sobre el mundo BDSM y que, además, me ayudó muy amablemente a colocarme el arnés (¡gracias de corazón!). También conocimos a Lady Sadira, para quien grabamos una pequeña opinión sobre el festival que pronto se podrá escuchar en su podcast. Y fue un gustazo cruzarnos con La Capitana, parte del equipo de Sanctuary, y por fin desvirtualizar a una pareja maravillosa con la que llevamos años conectando en redes.
Pero vayamos a lo que más nos tocó esa noche: los cortos. Más que películas, eran pequeños documentales, cápsulas íntimas con visiones muy personales sobre el shibari. Y hubo uno que nos atrapó: "Shibari y yo", una pieza delicada, profunda y cargada de verdad. Nos emocionó. Nos conectó. Nos reafirmó en la idea de que lo que más nos llama del shibari no es lo estético o lo erótico, sino lo mental, lo meditativo, lo que sucede adentro.
Nos encantó que el festival sirviera también para normalizar, invitar a la curiosidad, romper estereotipos y compartir emociones reales. Porque no se trataba de una exhibición vacía, sino de un espacio donde las personas se mostraban tal como son, con sus procesos, dudas, placeres y límites.
La guinda fue reencontrarnos con Pau, que —como siempre— se mostró amable, cercano y lleno de pasión por el proyecto. Se nota que este festival nace desde el amor por la cultura BDSM y por quienes la viven de forma auténtica.
🖤
“Las cuerdas nos atan... pero la mente es quien se rinde primero.”
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